domingo, 22 de noviembre de 2009

"Nuestro Club"

La Asociación Deportiva BUDO KARATE está afiliada a la K.K.E. (Kyokushin Karate España) y a la F.E.K. (Federación Española de Karate). Dentro de las actividades que promueve, además de la participación en campeonatos regionales, nacionales e internacionales, está la asistencia por parte de sus alumnos a cursos técnicos nacionales e internacionales, realizándose en el propio club exámenes de cinturón para la promoción de sus karatecas.

Los objetivos perseguidos por BUDO KARATE CLUB son los siguientes:
  • Divulgar el espíritu y técnica de karate a sus practicantes.
  • Educar a las generaciones jóvenes en las cualidades que aporta la práctica del karate, aportando valores tan importantes como el respeto, la humildad, la disciplina, el espíritu de sacrificio y el autocontrol.
  • Favorecer la integración en grupo, haciendo a sus practicantes más sociables, contribuyendo a la sociedad por mantener eventos y campeonatos locales, regionales y nacionales.
  • Promover la paz y amistad por la práctica común de karate.

En esta línea y con el objetivo de divulgar los principios técnicos y filosofía de este arte marcial, a partir de febrero de 1993 se inauguró la sección de karate del Gimnasio Élite, a cuyo frente estaba D. Fernando Pérez, fundador del BUDO KARATE CLUB, por donde han pasado numerosos alumnos.

Empezando ya a despuntar algunas de las jóvenes promesas que formaban parte del grupo de karatecas, el 7 de abril de 1997 se funda el entonces CLUB DEPORTIVO ÉLITE, con el fin de integrar a sus componentes dentro de las competiciones regionales y nacionales de karate kyokushin.

En agosto de 2003, el CLUB DEPORTIVO ÉLITE cambia su denominación por CLUB DEPORTIVO BUDO KARATE, estando inscrito en el Registro de Asociaciones Deportivas de la Diputación General de Aragón.

Actualmente, el Club cuenta con unos 100 miembros que practican regularmente esta actividad, en sus categorías infantiles y adultos.

Desde la fecha de su fundación hasta la actualidad, los resultados competitivos del Club han sido altamente satisfactorios y con una trayectoria ascendente, obteniendo triunfos importantes en campeonatos regionales, nacionales e internacionales, teniendo entre sus alumnos a numerosos campeones de España, tanto en kata como en kumite (combate).

En diciembre de 2005, el Club obtuvo un reconocimiento a su Mérito Deportivo por parte de la Junta Municipal El Rabal del Ayuntamiento de Zaragoza.





miércoles, 18 de noviembre de 2009

viernes, 6 de noviembre de 2009

VIII.- KANCHO SHOKEI MATSUI

(entrevista publicada en la revista Karate-Bushido)
Kancho Matsui es el actual director de la Organización Internacional de kyokushinkaikan (I.K.O.). Tras la muerte de sosai Oyama en abril de 1994, fue nombrado su sucesor testamentario, con el grado de 8.º dan, siendo uno de los grandes maestros más jóvenes de la historia del karate.
En 1984, con tan sólo 21 años, se proclamó tercero en el campeonato del mundo. En 1985 y en 1986 consiguió el campeonato de Japón y en 1987 se adjudicó el título de campeón del mundo.
En mayo de 1986 superó la prueba de los cien hombres.
En julio de 1996 con motivo de un curso técnico que impartió en España, la prestigiosa revista francesa de Karate-Bushido le realizó una entrevista, de la que exponemos un extracto.
Se llama Shokei Matsui y se le llama Kancho Matsui. Debutó en el karate a la edad de 13 años. Obtuvo su 1er dan al año siguiente, a los 14 años. Su primer profesor fue Shigeo Kato.
Muy pronto Matsui decide inscribirse en el dojo central de Kyokushinkai, donde Mas Oyama se fijó en él.
El Maestro Matsui es un especialista de golpes de pies, destacando el Mawashi-geri, con el que realmente ha obtenido numerosos K.O.

- Karate-Bushido: antes de obtener el campeonato del mundo de Kyokushinkai en 1987, ¿Cual ha sido vuestra trayectoria en la práctica marcial (en las artes marciales)?
Shokei Matsui: Cuando yo alcancé la edad de trece años, me percaté que uno de mis amigos practicaba en secreto el Karate. Yo le pedí que me llevara con él al dojo. Así, me encontré con mi primer profesor, Shigeo Kato. El me habló sobre el viejo dojo Oyama, donde entrenaba el maestro Oyama, Kenji Kurosaki, Eiji Yasuda, Shigeru Oyama, Tadashi Nakamura, Goda Shihan y Royama Shihan. Hice mi debut en el Karate Kyokushinkai en el mes de Junio de 1976. Pasé mi 1er dan al año siguiente. Yo tenía catorce años. En 1980 participé en la doceaba competición nacional de Kyokushin donde terminé en cuarto lugar. Tenía diecisiete años. En las dos pruebas nacionales siguientes terminé en tercer lugar. En 1984, en los terceros campeonatos del mundo yo me adjudiqué la tercera plaza. En 1985 y 1986 me adjudiqué el título de campeón de Japón y en 1987, como usted sabe, conseguí el titulo supremo.

- K.B.: Háblenos de su encuentro con el maestro Oyama.
S.M.: Algunos meses después de mis comienzos en el dojo, se me preguntó si yo estaba dispuesto a participar en las pruebas (cursillo de capacitación) del Hombu. Varios cientos de alumnos estaban reunidos. Al segundo día, asistí por primera vez a una conferencia del maestro Oyama. Su voz era grave y profunda. Habló durante dos horas. Ninguna persona me había entusiasmado jamás tanto. Yo recuerdo lo que sentí: ¡una impresión formidable! Mi segundo encuentro con el maestro fue con ocasión de mi primer paso de grado. En el segundo paso de grado él advirtió mis progresos y me preguntó mi edad "14 años" respondí yo.

- K.B.: ¿Cual era su comportamiento frente a sus atenciones?
S.M.: Sosai (Mas Oyama) me animaba siempre a trabajar duro para ser un buen combatiente. El me decía: "Entrénate todavía más fuerte ¡y tu llegarás a ser campeón!" Aunque él no se conformaba solamente con animarme. Él me pedía también que demostrara la técnica a los alumnos. Entonces yo me sentía apurado, lo hacia y ponía en ello todo mi corazón.
Antes de un torneo, Sosai me hacia corregir siempre mis errores. Tenía la costumbre de decir: "No tiene ningún sentido dar golpes de pies altos sin no alcanzas el blanco! Y él también te hacía aprender a dar los golpes de puño correctamente!" Yo no era consciente del poder de mis golpes de puño en esa época. De manera que yo, redoblaba mis esfuerzos para superar esta desventaja. En el Hombu Dojo, yo llegué a ser asistente-instructor y más tarde, cuando accedí a las clases superiores de la escuela, Sosai me aconsejó no enseñar las combinaciones técnicas del Kumite pero sí el Kihon, Ido-geiko, Katas y Sambon-Kumite esencialmente.
Sosai opinaba que no era bueno enseñar a los debutantes las técnicas de combate sin que ellos comprendieran antes el Kihon. Él me lo repetía constantemente.

- K.B.: En 1986 se le propuso realizar la terrible prueba de los cien combates.
S.M.: Si, precisamente en el curso del mes de Mayo de 1986.
Sosai me pidió dos veces que me presentara a la prueba de los cien combates. La primera vez, yo tenía 19 años. Sosai me preguntó de repente: "¿Crees que puedes hacerla?" yo le respondí que: " Sí Osu, creo que puedo". Pero realmente no comprendí al principio que se trataba de combatir ¡con cien karatecas¡. Él me volvió a preguntar en primavera, y entonces me puse manos a la obra enseguida. La prueba, prevista para el verano, fue demorada en febrero de 1986, después de mi titulo de campeón de Japón. Sosai me llamó a su despacho y me dijo: "¿Cuando quieres hacerlo?". De nuevo yo no entendí. Respondí: "¿Hacer qué?" Entonces el continuó: "Yo hablo de los cien combates. ¿Estás preparado?" Yo le respondí afirmativamente y el decidió concederme un poco de tiempo para prepararme...Una vez que pasé el cupo de los treinta primeros combates, todo comenzó a ser muy duro para mi. ¡Solo había realizado un tercio del recorrido! Creí que no llegaría al final. Después de cincuenta combates, Shihan Royama aplaudió: "Cuando has empezado, no abandonas jamás! Desembarázate de la idea de que vas a abandonar!". Es entonces cuando me desperté. Al final de la prueba Sosai me dijo: "Tu estás reventado pero yo lo he probado en mi cuerpo tanto más que tu". Yo me acuerdo muy claramente del tono de su voz. ¡Yo estaba muy emocionado!.

- K.B. : ¿Desde cuando está a la cabeza del Karate Kyokushinkai?
S.M.: Tras la muerte del maestro Oyama (sobrevenida en abril del 94), fui nominado a la cabeza del Kyokushinkai (en Mayo del 94), con el grado de 8º dan.

- K.B.: ¿Cuales son sus proyectos para el desarrollo de vuestra escuela en el mundo?
S.M.: Es necesario decir que antes de la muerte del fundador, la escuela de Kyokushinkai ya estaba presente en cientos de países. Por consiguiente el objetivo no es propiamente el desarrollo, sino más bien el reforzamiento y el apoyo de las organizaciones que trabajan en el mundo entero para la expansión de nuestra escuela. Eso pasa bien seguro por la organización de numerosas manifestaciones, eventos, competiciones internacionales que permitirán mantener la llama del Karate Kyokushinkai.

- K.B.: En vida del maestro Oyama, algunos expertos han abandonado el Karate Kyokushinkai para volar con sus propias alas ¿Cómo habéis visto este asunto?
S.M.: Esos movimientos de disidencia no son propios en Kyokushinkai. Son clásicos en Japón. Ellos no debilitan ni desorientan los objetivos que nosotros nos hemos fijado.

- K.B.: ¿Quién es el hombre que os ha transmitido este entusiasmo?
S.M.: Es sin duda, Masutatsu Oyama. Yo he sido su discípulo desde el principio y lo seré hasta el fin.

VII.- ESTILOS Y ASOCIACIONES SURGIDAS DE KYOKUSHINKAI

VII. ESTILOS Y ASOCIACIONES SURGIDAS DE KYOKUSHINKAI
Los karatecas que han sido entrenados bajo la dirección personal de Oyama se cuentan por miles. Entre ellos, algunos ciertamente han decidido, por razones diversas, abandonar la organización Kyokushinkai y crear su propio movimiento. Los primeros fueron Kenji Kurosaki, pionero del Kick-Boxing japonés; Katsuaki Sato, 1er campeón del mundo de Kyokushinkai y fundador del sato-Juku y Tadashi Nakamura, fundador del Seido-Juku. Más tarde, Takashi Azuma creó el Daido-Juku. Hideyuki Ashihara creó la Ashihara-Ryu. Joko Ninmiya creó la Enshinkai-Ryu y Shigeru Oyama, la Oyama-Ryu. Yoshiji Soeno, creó la Shidokan, mientras que Kazuyoshi Ishii creó la Seidokan, organizadora actualmente de los campeonatos de K-1. De los karatecas Europeos, el discípulo más célebre de Oyama fue el holandés Jon Bluming, pionero del estilo en Europa, que acabó finalmente por salirse también de la organización.

Los otros Europeos célebres tienen por nombre Steve Arneil (Inglaterra) presidente de la I.F.K. (Internacional Federación Karate) y Jan Kallenbach (Holanda). Arneil fue el primero en realizar la Prueba de los Cien Combates, en 1965. Jan Kallenbach estudió con Bluming y Oyama, antes de descubrir el Taikiken bajo la dirección de Ken'ichi Sawai.

El Karate Kyokushinkai (o Kyokushin-Ryu o Oyama-Ryu) es probablemente el estilo que más ha influido en la historia reciente del Karate japonés. Es también el que ha originado mayor número de otros estilos.

En vida del maestro Oyama se mantenía la unidad, en el seno mismo de la organización Kyokushinkai. Después de la desaparición de Oyama, en abril de 1994, las cosas cambiaron.

El heredero testamentario es Shokei Akiyoshi Matsui (dos veces campeón del Japón, campeón del mundo en el 87, participante de los Cien Combates en 1986), quien dirige la I.K.O. Pero otros grupos fueron creados por Keiji Sanpei (tres veces campeón de Japon, sub-campeón del mundo) y Nishida (I.K.O. 2) y Matusumura (I.K.O. 3). Estas rupturas a nivel japonés han provocado otras rupturas a nivel internacional.

Hoy, la inmensa organización legada por Masutatsu Oyama esta fragmentada, mientras que el nombre de los estilos y organizaciones nacidos del kyokushinkai, no dejan de aumentar. Es sin duda la marca de un excepcional logro.

VIII. KANCHO SHOKEI MATSUI

VI.- PRIMERAS COMPETICIONES DE KYOKUSHINKAI

La primera competición de Karate Kyokushinkai fue organizada en Honolulu (islas Hawai) por Edward Bobby Lowe en 1959 bajo el nombre de First Hawai Karate Tournament. Se hablaba ya de una competición internacional. Oyama en persona estuvo presente y realizó una demostración de kata y de rompimiento. En 1960, la segunda edición del torneo hawaiano hubo la participación de 16 países.

En 1964, Oyama creó la International Karate Organization (I.K.O.). En el mismo año, varias escuelas thailandesas de Muay-Thai lanzaron un desafío a las organizaciones japonesas de Karate. Solamente la Kyokushin-kai respondió. Los combates deberían tener lugar en Bangkok, y con las reglas del Boxeo Thailandés. Oyama designó inicialmente a cuatro combatientes: Hirobumi Okada, Yasuhiro Oyama, Akio Fujihira y Tadashi Nakamura. La fecha del torneo fue varias veces retrasada, antes de ser fijada en el 17 de febrero de 1966. Poco antes de salir de Tokio, Okada y Oyama fueron lesionados y Kenji Kurosaki fue designado en su lugar.

Durante el primer combate, Nakamura se enfrentó a Tan Salen, apodado "El Tigre verde" y le conectó un K.O. en la segunda vuelta. En el segundo combate se enfrentó Kurosaki y Fubii Katchakcha. El japonés fue detenido por el árbitro como consecuencia de una herida en la cara. Fujihira consiguió el tercer combate cara a Haufi Lukkontai por K.O. en la segunda vuelta. La vuelta a Japón fue triunfal. Por lo pronto, Kurosaki se convirtió en el pionero del Kick-Boxing en Japón y Fujihira comenzó una carrera en Kick-Boxing bajo el apodo de Noburo Osawa.

Fue en 1972, tan solo doce años después de la creación de Kyokushinkai, cuando Oyama organizó en Tokio el primer Kyokushinkai All Japan Open Karate Tournament. Este torneo fue ganado por Terutomo Yamazaki.

En 1972, Oyama fue nuevamente el centro de la noticia. Es el año donde el segundo campeonato del mundo de la World Union of Karate-do Organization (W.U.K.O, independiente de Kyokushin-kai y de la I.K.O.) se organizó en Paris. El equipo japonés de W.U.K.O fue eliminado en la primera vuelta. Oyama calificó a las reglas de la W.U.K.O. como "contrarias al espíritu del Karate" (basadas en el no-contacto), y habló del "carácter dudoso" de esta competición, afirmando que el equipo japonés que se había presentado en Paris no era representativo del verdadero Karate japonés.

En 1975, Oyama estuvo finalmente dispuesto a dar el paso firme de preparar el primer campeonato del mundo de Kyokushinkai que tuvo lugar en Tokio bajo el nombre de First World Open Karate Tournament, organizado por la I.K.O. Fue un campeonato abierto a todos los estilos, sin categorías de pesos.

El maestro Oyama recordaba las dificultades del momento: "En la época del primer campeonato del mundo, yo escogí el Budo-Kan de Tokio, porque era el único, entre todas las salas disponibles, capaz de recibir más de diez mil espectadores que sabíamos estaban dispuestos a asistir a la competición (en una ocasión, tuvimos una competición en un gimnasio municipal con una capacidad de mil trescientas personas. Estaba lleno y cerca de cinco mil personas estuvieron en la puerta por falta de espacio). La respuesta que obtuvimos fue que el Budo-Kan no nos iba a ser alquilado. Yo me empeñé por encontrar la razón y escuché a un empleado joven de aproximadamente treinta años que comentó que el Budo-Kan había rechazado nuestra solicitud porque se pensaba que el Karate Kyokushin no era un Karate verdaderamente legítimo. Cuando le pregunte al joven que justificaciones tenía para eso, el dijo que el nombre en el que se apoyaba una escuela de Karate determinaba su legitimidad. Añadió que consideraba a algunas escuelas como verdaderamente legítimas y el se sintió embarazoso cuando yo le hice la observación de la mayor asistencia que esta escuela podía recibir en sus campeonatos era de tres mil personas, mientras que el Karate Kyokushin podía atraer a más de diez mil. Haciéndole ver que el nombre de apoyo no era justificación para la negativa del Budo-Kan, él dijo que no podía cedernos la sala porque la sangre se derramaba en nuestros torneos. Pero la sangre también corría en los encuentros de boxeo que el Budo-Kan no había vacilado nunca en acoger. Más tarde, se supo que un dirigente poderoso de otra asociación de Karate estaba detrás de este incidente. Algunos años más tarde, se nos ofrecía un gran respaldo económico si nuestra organización llegaba a ser miembro de esta asociación. Pero yo lo rechacé..."

El primer campeonato del mundo I.K.O. fue ganado por Katsuaki Sato. Posteriormente, otros seis campeonatos del mundo han sido organizados por I.K.O.



VII. ESTILOS Y ASOCIACIONES SURGIDAS DE KYOKUSHINKAI

VIII. KANCHO SHOKEI MATSUI

V.- FUNDACIÓN DEL KYOKUSHINKAI

Es en 1957, tres años después de la creación de su primer dojo, cuando Oyama fundó en Tokio, la organización Kyokushin-Kai (literalmente: Asociación de la Última Verdad).
La Kyokushin-kai se desarrolló sola, al margen de las otras organizaciones japonesas de Karate. Esta situación no se alcanzó sin tener problemas. El Karate de Oyama estaba considerado como "dudoso" e "ilegítimo" por la asamblea de los otros grupos japoneses, así Oyama mismo explicaba a quién quisiera escucharle que solamente su Karate era el "verdadero Karate". El dijo: "Mis propias victorias han sido el factor determinante para la propagación y fama mundial del Karate. Yo tengo el record imbatible de victorias contra boxeadores ingleses, luchadores, judokas y boxeadores thailandeses. Yo he vencido con mis manos desnudas a los furiosos toros. Yo he quedado convencido desde hace mucho tiempo que yo puedo utilizar el Karate, yo soy invencible en un conflicto desarmado… un hombre no puede saber la verdadera naturaleza de las artes marciales en tanto que no experimente un combate real. Para merecer el nombre de karateca, es preciso encontrarse y superar el verdadero peligro...Yo soy probablemente el único dirigente japonés de Karate después de la guerra que ha tenido que enfrentarse tantas veces a la muerte. Por eso, yo he sido desacreditado por pretendidos Karatecas pacifistas que no saben nada del combate real. ¿Cómo se debe juzgar a los instructores de una especie de baile de Karate que transmiten a sus alumnos las técnicas y el espíritu del combate, cuando ellos mismos no han combatido jamás? La esencia del Karate reside en el combate."

Oyama quiso dar a su estilo y a su organización una resonancia internacional.

En 1958 publicó su primer libro: "What is Karate?" (más adelante publicó "This is Karate" en 1965, "Advanced Karate" en 1970 y "Karate, The World of the Ultimate" en 1984).

En el mismo año, en 1958, Edward Bobby Lowe, el primer uchi-deshi de Kyokushin, a quien Oyama llamaba "mi amigo", creó la rama hawaiana de Kyokushin-Kai, que de esta manera llegó a ser la primera rama internacional de la organización.

El principio de kyokushin: «1.000 días de práctica para ser un
principiante y 10.000 días para convertirse en un maestro».


VI. PRIMERAS COMPETICIONES DE KYOKUSHINKAI
VII. ESTILOS Y ASOCIACIONES SURGIDAS DE KYOKUSHINKAI
VIII. KANCHO SHOKEI MATSUI

IV.- EL DESAFÍO A BOXEADORES Y LUCHADORES

Oyama siempre tenía las fuentes de inspiración y los modelos humanos muy arraigados. Otto von Bismarck (1815-1898) impresionó al joven Hyung Yee por su carácter guerrero, sus facultades de analizar y su espíritu de sintetizar. Más tarde, Oyama lo tendría en cuenta cuando propuso su propia teoría de unificación de las escuelas de Karate. Otro de sus modelos fue Miyamoto Musashi, el más grande Maestro de sable del Japón. Musashi consiguió numerosos combates a muerte y creó su propio método de sable antes de llegar a ser al mismo tiempo, calígrafo, pintor y filósofo. Oyama se definía así mismo como el "Musashi moderno".

El maestro de Okinawa Sokon Matsumura (1809-1899) inspiró a Oyama en la idea de enfrentarse a toros. So Neishu le transmitirá las técnicas Zen y los métodos específicos de reclutamiento de la secta Nichiren. De Gogen Yamaguchi (1909-1989), Oyama aprendió los principios del entrenamiento en la montaña y las meditaciones bajo las cascadas. Hay otro maestro en el cual Oyama se inspiró mucho, éste fue Choki Motobu (1870-1944). Originario de Okinawa, Motobu representó un papel importante en el desarrollo de dos artes, el Karate, y el Kempo. Con una personalidad independiente y controvertida, llegó a ser conocido por sus desafíos públicos y con éxito, a los expertos de Karate, Boxeo y Lucha.

Al comienzo de los años 50, Oyama incorporó a su cuenta, el principio de los desafíos. En 1952, fue a los Estados Unidos, a Chicago, a invitación de la U.S. Profesional Wrestling Association (Asociación de Lucha Profesional), acompañado de Kokichi Endo (6º dan de Judo y de un luchador hawaiano llamado: The Grat Togo (El Gran Togo).

He aquí un comentario del maestro a propósito de este viaje: "Me gustaría dejar claro que verdaderamente yo no quería salir a hacer este viaje, pues me molestaba aceptar dinero por las exhibiciones de Budo, pero está claro que yo necesitaba vivir y me proponían 100 dólares por semana y todos los gastos pagados. Después de la guerra, en Japón, eso era una fortuna...Ah, yo estaba fuerte en esta época. Yo hubiera podido ser campeón de atletismo pero todo lo que me interesaba, era el Karate". (Oyama Masutatsu in "Mas Oyama, la Leyenda del Karate", revista Dojo-Artes Marciales nº 29, febrero 1989).

"El Wrestling Hall de Chicago era un inmenso gimnasio que podía acoger a más de 15.000 personas. Esa tarde estaba lleno. Great Togo me presentó al ayudante. Él hablaba inglés y yo no entendía una sola palabra de su discurso...Yo iba a hacer la demostración de mis habilidades de karateca justo antes del combate de lucha que debería ser el acontecimiento principal de la velada...
Tenía previsto romper antes de todo una sola plancha de madera de una pulgada de espesor, después romper hasta cinco, apiladas unas sobre las otras...
Pero cuando se me presentaron las planchas la sorpresa fue mayúscula: ¡se trataba de hacerlo con dos planchas de madera de cinco pulgadas de espesor cada una! Yo comprendí entonces que la barrera del lenguaje me iba a costar muy cara...La primera plancha se rompió limpiamente bajo los efectos de mi primer golpe y Endo me preguntó si yo quería continuar...El cogió la segunda plancha con las dos manos y retrasó una pierna para asegurar su posición. Era la primera vez que yo iba a intentar romper una plancha tan gruesa, sostenida verticalmente...tras un pequeño instante de concentración, yo rompí esta segunda plancha al primer tsuki...
Yo tenía que realizar el rompimiento siguiente sobre ladrillos. Pero yo ignoraba que los ladrillos americanos eran mucho más duros que los ladrillos japoneses. Además, no había ningún soporte rígido para apoyarlos y el suelo del ring estaba recubierto de un tapiz flexible y espeso...
Yo golpeé la primera vez en shuto, sin éxito...hice una nueva tentativa, pero el resultado fue idéntico...decidí entonces tomarme el tiempo necesario para concentrarme y una tranquilidad extraña comenzó a invadirme. La cólera y la impaciencia comenzaron a abandonar mi espíritu poco a poco, mientras que una nueva fuerza me penetraba...después de mi logro, yo fui ovacionado como nunca lo había sido...
De vuelta a los vestuarios, tuve la conciencia de que un hombre me atendía...el examinaba mi mano derecha con atención: "¡Ya me gustaría que las manos de mis hijos fueran tan fuertes como éstas! Este hombre era Jack Dempsey, uno de los boxeadores más grandes de todos los tiempos".

Durante su tournée americana, Endo y Oyama tomaron el apodo de "Ko-Togo" (Pequeño Togo) y "Mas Togo". Entre 1952 y 1954, Oyama realizó más de doscientas exhibiciones sobre el territorio americano y salió victorioso de numerosos enfrentamientos contra luchadores y boxeadores. A propósito de esto, Jerry Beasley escribió en su libro "American Karate, The Master Text": "Oyama introdujo la imagen del superhéroe oriental. Era una imagen de Karate en tanto en cuanto un arte místico, que permitía a sus adeptos defenderse de numerosos adversarios y de romper objetos inanimados..."

En 1954, de vuelta a Tokio, Oyama creó su primer centro de entrenamiento al que llamó: Oyama-Dojo. En 1956 fue a Okinawa para estudiar las formas antiguas de Kenpo. Posteriormente fue al Sudeste asiático, donde se enfrentó a un campeón de Boxeo Thailandés (Muay-thai) apodado Black Cobra.

El maestro comentó acerca de su combate: "uno de los objetivos de mi viaje al Sudeste asiático era comprobar la eficacia de Thai-Boxing como un método de auto-defensa...
Black Cobra estaba perfectamente confiado en su capacidad de enfrentarse a un karateca...no había ninguna duda para mi que él era un "tonel" a la vez que rápido y poderoso...sus técnicas de piernas eran notables y peligrosamente eficaces. Varias veces intentó alcanzarme la cabeza con golpes de pie circulares. Tenía igualmente unos excelentes reflejos y no dudaba jamás en saltar sobre mí cada vez que él tenía ocasión...
Tenía un sentido sorprendente del equilibrio, aunque él falló en sus intentos de golpear con los pies, nunca perdía su estabilidad, y eso es muy raro en este tipo de técnica...
Durante los primeros minutos de combate, yo le di la impresión de llevar bien sus ataques...él me quería encontrar la apertura y el momento oportuno...finalmente, yo conseguí asestar un ataque decisivo con la mano al mentón. Encadenado inmediatamente por un golpe de pie al cuerpo...nos caímos los dos… pero solo yo me levanté...
Todo maltrecho, yo no estaba completamente satisfecho de mi victoria...lo que me hacía todavía mejorar mi capacidad de encadenar las técnicas de brazos y piernas".


III.- LOS COMBATES CON TOROS

En el Monte Kiyosumi, Oyama tomó conciencia de sus prodigiosas facultades y un audaz proyecto comenzó a germinar en su espíritu. El quería cumplir una hazaña fuera de lo común. Alguna cosa que pueda probar la superioridad del Karate sobre las otras formas de combatir con las manos desnudas. Oyama oyó hablar de un maestro de Okinawa que se había enfrentado a un toro. Se refería al maestro Sokon Matsumura, legendaria figura del Okinawa-Te. Oyama decidió pues, que él también, se enfrentaría a un toro. De vuelta a la civilización se dirigió a diferentes mataderos de la prefectura de Chiba, para estudiar el mejor modo de abatir a la bestia. Observó atentamente a los profesionales y se percató de que ellos ejercían una presión sobre la frente del animal, entre los ojos, ayudados de un punzón y de un martillo. Para Oyama la cosa estaba clara: por una parte su potente pegada y por otra las enormes callosidades de sus manos, debían permitirle obtener los mismos resultados. Él pidió autorización para probar su técnica. Se le concedió, con algunas reticencias. Después de varios intentos minuciosos, Oyama llegó a abatir a su primera bestia. Confiando en este resultado, el quiso anunciar a la prensa su intención de combatir con un toro en la arena.

Oyama se enfrentó a su primer toro en 1950. La bestia se dobló bajo el efecto del primer golpe de puño, pero Oyama no consiguió acabar con él. Entonces intentó un ataque circular de corte con la mano (mawashi-shuto-uchi) y rompió uno de los cuernos del animal. En los años siguientes, tanto en Japón como en los Estados Unidos, Oyama se enfrentó a 52 toros, de los que mató a tres de ellos y rompió los cuernos de los otros cuarenta y nueve. Uno de esos duelos fue filmado por la compañía Shochiku Motion Picture.

Oyama al respecto manifestó: "Después de mi regreso de un viaje a los Estados Unidos, una compañía japonesa productora de películas me pidió realizar un combate contra un toro. Era una proposición interesante que yo esperaba. En caso de victoria, yo me enfrentaría en seguida a un oso y después a un tigre siempre delante de una cámara. Actuando así, yo esperaba popularizar todavía más el Karate a través del mundo. Para ese nuevo combate decidí disminuir el peso de mi cuerpo con el fin de ganar rapidez...yo tenía la intención de coger al animal por los cuernos, con el fin de poder tumbarlo, después romper uno de su cuernos con el canto de la mano con la intención de que no se levantara. Ese toro pesaba más de seiscientos kilos y me fue imposible, en una primera vez, desequilibrarle. Después de varios minutos de enfrentamiento yo me sentía en algunos aspectos extraño: la bestia venía hacia a mí para cornearme, la sangre comenzaba a salpicar. Todo alrededor de mi, el cielo, la arena y el sol llegaban a brillar cegadoramente...fue entonces cuando yo sentí brotar de mi mismo una especie de fuerza milagrosa. En ese instante yo me olvidé del dolor y del agotamiento...En la brillantez de ese día yo ví un inmenso objeto negro descender sobre mi y llevar mi muerte con él...algunos segundos más tarde, llegué a hacer tambalear al animal y golpeé primero a su cuerno, sin ningún efecto...golpeé por tres veces más, siempre sin ningún resultado, finalmente yo perdí el equilibrio completamente. Los segundos que siguieron fueron decisivos...yo había decidido unir de alguna manera la fuerza del animal a la mía propia para poder romper uno de los cuernos. Me obligaba a soltar mi apresamiento sobre el cuello del animal y pretendía romper al mismo tiempo que él se levantara...sería sin duda mi última tentativa... Conseguí romper el cuerno y lo mostré al público...".

IV. EL DESAFÍO A BOXEADORES Y LUCHADORES

V. FUNDACIÓN DEL KYOKUSHINKAI

VI. PRIMERAS COMPETICIONES DE KYOKUSHINKAI

VII. ESTILOS Y ASOCIACIONES SURGIDAS DE KYOKUSHINKAI

VIII. KANCHO SHOKEI MATSUI

II.- EL RETIRO A LA MONTAÑA

En 1948, Japón estaba, desde hacía tres años, bajo la administración americana. Oyama frecuentaba regularmente las bandas de Tokio y su vida nocturna no era de las más tranquilas. Durante una pelea en un club nocturno, Oyama mató a su adversario y se encontró rápidamente en prisión. Se argumentó legítima defensa y al cabo de algunos meses Oyama fue puesto en libertad. Entonces decidió abandonar la ciudad y se impuso así mismo un retiro voluntario. Su objetivo era el de estar 3 años en la alta montaña con el fin de profundizar en el camino del Karate y del Zen. Optó finalmente por el monte Kiyosumi, en la prefectura de Chiba.

Debido a los problemas de abastecimiento, Oyama se vió obligado a interrumpir su retiro. En cuenta de los tres años previstos estuvo tan solo 18 meses en el exilio. Su programa de entrenamiento era de una simplicidad pavorosa: carreras en los torrentes, meditaciones en las cascadas (que hizo célebres Gogen Yamaguchi), ejercicios técnicos y rompimientos de diversos materiales (madera, piedras, etc). Por la noche, se centraba en el estudio de la biografía del segundo gran modelo humano de Oyama: Miyamoto Musashi, el más grande Samurai de toda la historia de Japón.

Aquí está el testimonio de este maestro sobre este periodo de su vida:
"Como ya he dicho, cuando después de la 2ª guerra mundial yo estaba en prisión, consciente de que no estaba cualificado para enseñar o trabajar en mis asuntos y lo incierto de mi futuro, decidí consagrarme al karate. Cuando fui liberado, me dirigí en seguida a la selva del lejano monte Kiyosumi, donde me entreno en soledad durante un año y medio. Yo supongo que prácticamente todos los que se consagran totalmente a una causa deben seguir un periodo de aislamiento de ese tipo...
Mi entrenamiento cotidiano comienza por la mañana muy temprano, una sesión de meditación y purificación espiritual realizada bajo las aguas heladas de una cascada. Después yo volvía corriendo a mi humilde estancia para proseguir con mi entrenamiento...Yo utilizaba todo lo que la naturaleza ponía a mi disposición para desarrollar mi fuerza y mi condición física. Me preocupo de no descuidar ninguna parte de mi cuerpo ni ningún aspecto del entrenamiento. Así la mañana está dedicada al reforzamiento de mis cualidades musculares y respiratorias...Corría por las montañas, arrancaba piedras, troncos, plantas, nadaba en las aguas heladas...Este primer entrenamiento de la mañana acababa con una nueva sesión de meditación...
El medio día estaba dedicado a la práctica del Karate...Había colocado makiwaras en los troncos de los árboles y les golpeaba durante varias horas con puños y piernas. Me ejercito igualmente en rompimientos hasta que el estado de mis manos me impide continuar...
Durante mi estancia en las montañas no pasó un día sin que me sometiera a este penoso y duro entrenamiento, fuera cual fuera el tiempo (climatología)...Cuando la oscuridad caía sobre las montañas, yo podía percibir la absoluta profundidad de mi soledad...rodeado por las tinieblas y el silencio, yo enciendo una vela en mi pobre chabola y cuelgo en la pared una hoja de papel blanco en el cual trazo dos círculos. El de la derecha, Sei, simboliza la acción y el de la izquierda, Do, simboliza la pasividad. Al observar estos dos círculos, yo entro en una profunda meditación...Esta estancia prolongada, lejos de toda civilización, me permite aumentar de manera considerable mi nivel de Karate pero sobretodo, llegar a un particular estado mental que no tiene nada en común con el que tenía al principio...".



III. LOS COMBATES CON TOROS
IV. EL DESAFÍO A BOXEADORES Y LUCHADORES
V. FUNDACIÓN DEL KYOKUSHINKAI
VI. PRIMERAS COMPETICIONES DE KYOKUSHINKAI
VII. ESTILOS Y ASOCIACIONES SURGIDAS DE KYOKUSHINKAI
VIII. KANCHO SHOKEI MATSUI

I.- LA LEYENDA DE SOSAI OYAMA

Pasó su vida combatiendo. Contra luchadores, boxeadores, toros, contra los hombres y las ideas de su tiempo. El karate de Oyama ocupa un lugar aparte en el mundo de las artes marciales. Un lugar ganado con la fuerza mental y del cuerpo del que ha sido sin duda alguna uno de los más grandes maestros del siglo XX.

El Kyokushin-Ryu (literalmente: la escuela de la Última Verdad) está considerado como uno de los estilos más duros, eficaces e intransigentes del karate japonés. Fue creado a finales de los años 50 por un maestro que llegó a ser más tarde toda una leyenda: Masutatsu Oyama. Su propia personalidad se imprimió en la historia del Karate, llegando a designar inicialmente su estilo bajo la denominación de Oyama-Ryu, que significa Escuela de Oyama o Escuela de la Alta Montaña.

Masutatsu Oyama nació en Corea en 1923 bajo el nombre de Hyung Yee. No pasó mucho tiempo cuando en Tokio decidió consagrar su vida al Karate, adoptando el nombre japonés de Masutatsu Oyama. En su país natal, el joven Hyung Yee practicó al mismo tiempo los dos tipos de artes marciales locales, el Tae-Kyon y el Tae-Kwon-Pup. Después se inició en ciertas formas de lucha así como en diferentes estilos de Kempo chino y japonés. En su adolescencia, el futuro maestro tiene por principal modelo humano a Otto von Bismarck, el unificador de Alemania.

En su autobiografía, "El Camino del Kyokushin", escribió: "Queriendo ser siempre el Bismarck de Oriente, abandoné mi casa a los 13 años y me fui a Tokio".

Esto fue en 1936. En Tokio, practicó primeramente Judo. Él mismo consiguió seguir los cursos en el Kodokan, el centro mundial de este arte. En 1938, se inscribió en Shotokan, la escuela de Karate dirigida por Gichin y Yoshitaka Funakoshi. Lo mínimo que se podría decir es que el Shotokan no dejó en Oyama un recuerdo imborrable. Él dirá: "Yo he practicado el Karate Shotokan...pero yo dudaría de su enfoque lineal. A mi no me gusta la idea de controlar mis técnicas...Sería demasiado rígido para mi, así pues me voy..." (Masutatsu Oyama en "Mas Oyama, la Leyenda del Karate", revista Dojo-Artes Marciales nº29, febrero 1989").

Oyama buscaba en el Karate otra cosa que lo que le proponía el grupo de Funakoshi, dejando la práctica del Shotokan.

Pierre Portocarrero dice: "La mayor parte de los más conocidos expertos japoneses han pasado en un momento u otro por Shotokan. Así Mas Oyama, el creador de Kyokushinkai, entrenó durante un año y medio, hasta 1938, en el Dojo de Funakoshi. Oyama se marchó juzgando lo ineficaz del estilo” (Pierre Portacarrero en Funakoshi y el Shotokan, revista Karate nº 140).

Oyama abandonó Shotokan en 1940 y se hizo alumno del maestro So Neishu. Al igual que Oyama era de origen coreano (de su primer nombre: Cho Hyung-Ju). Él era uno de los discípulos avanzados de Gogen Yamaguchi, el fundador de la rama japonesa de Goju-Ryu. So Neishu era un elegante dignatario de la organización Nichiren-Sho-Shu (literalmente: Verdadera secta Nichiren). Es con su contacto cuando Oyama estudió Zen. Según los consejos de So Neishu, practicó Goju-Ryu bajo la dirección del mismo Gogen Yamaguchi. En Goju-Ryu, Oyama descubrió las técnicas circulares, una aproximación del cuerpo a cuerpo y una concepción del combate que contrastan con las del Shotokan. De hecho, es el Goyu-Ryu el que, algunos años más tarde, sirvió de base técnica al estilo Kyokushinkai.

El entrenamiento al que se sometió Oyama era de una intensidad excepcional. Además So Neishu se lo acentuaba a menudo.

En 1947, es organizado en Kyoto, en el Gimnasio Karuyama, un campeonato nacional reuniendo a las principales escuelas nacionales de Karate de Japón. Las reglas eran simples: ¡No había reglas, o casi!

Para Oyama, entonces con 24 años de edad, era una ocasión única de probar la eficacia de su práctica, y obtuvo la victoria de este campeonato. Conviene precisar que en 1957, es decir 10 años después de la fecha del torneo obtenido por Oyama, la célebre Asociación de Karate de Japón (estilo Shotokan) organizó en Tokio su primera competición, ganada por Hirokazu Kanazawa.

II. EL RETIRO A LA MONTAÑA
III. LOS COMBATES CON TOROS
IV. EL DESAFÍO A BOXEADORES Y LUCHADORES
V. FUNDACIÓN DEL KYOKUSHINKAI
VI. PRIMERAS COMPETICIONES DE KYOKUSHINKAI
VII. ESTILOS Y ASOCIACIONES SURGIDAS DE KYOKUSHINKAI
VIII. KANCHO SHOKEI MATSUI

lunes, 2 de noviembre de 2009

IV.- OSU NO SEISHIN EL ESPÍRITU DE LA PERSEVERANCIA


OSU NO SEISHIN. EL ESPÍRITU DE LA PERSEVERANCIA
Osu es un término muy empleado en la escuela de kyokushin, y encierra en gran medida los principios y la filosofía de esta escuela de karate.
Osu proviene de la expresión osu no seishin, el espíritu de la perseverancia, que significa aguantar bajo presión, lo que implica el triunfo de la mente sobre el cuerpo.
Los entrenamientos diarios hay que realizarlos con el espíritu del osu. Muchas veces, en el entrenamiento, el instructor lleva al alumno a situaciones límite. En estos casos, hay que esforzarse por perseverar y no parar, intentando hacer una flexión o abdominal más, para resistir hasta el final. Esto crea una atmósfera especial en el dojo, en la que el instructor se ve altamente gratificado.
Kyokushin es una filosofía de vida, y por ello se debe actuar en la vida diaria de igual forma que se hace en el dojo, con el verdadero espíritu kyokushin, intentando superarse día a día.
Estableciendo un símil con el combate, cuando un competidor está peleando y llega al límite de sus fuerzas, cuando ya no puede respirar y le duele todo el cuerpo, hay una voz en su interior que le dice que pare. En ese momento, debe de pensar que tiene que llegar hasta el final, siendo la mente y el espíritu los que tienen que superar las adversidades. El verdadero combate en kyokushin no se realiza contra el adversario, sino contra uno mismo, venciendo los miedos y debilidades propias. «El objetivo de kyokushin no reside en la victoria o en la derrota, sino en fortalecer el carácter de sus practicantes».
El kyokushin destaca por ser un estilo fuerte, pero no únicamente en el plano físico, sino también en el aspecto mental y espiritual. Asimismo, en los dojos de kyokushin se sigue la tradición del Budo, teniéndole un gran respeto al instructor, por su dedicación y por las enseñanzas transmitidas. Por ello, cuando se ve al instructor, se le saluda con osu, como muestra de respeto y aprecio. De igual forma, se actúa hacia los demás compañeros del dojo.
Osu también significa «sí», «de acuerdo», «lo siento», «lo intentaré». En el dojo, la palabra «sí» se sustituye por osu, o cuando el instructor da una instrucción o realiza una corrección, se contesta osu. Por tanto, osu expresa la filosofía de kyokushin, y un buen karateka debería emprender todas sus acciones con el espíritu del osu.

III.- EL ESPÍRITU DEL BUDO

I. ETIQUETA EN EL DOJO
II. DOJO KUN
III. EL ESPÍRITU DEL BUDO

EL ESPÍRITU DEL BUDO
Sosai Oyama resumió la filosofía de las artes marciales en estos 11 principios, que son la base de la enseñanza del kyokushin karate:
1. El camino de las artes marciales comienza en cortesía y termina con cortesía; por lo tanto, sé siempre cortés.
2. El estudio de las artes marciales es como escalar un escarpado precipicio; por lo tanto, comporta la entrega de uno mismo sin descanso.
3. En las artes marciales es importante aspirar siempre a la victoria; no obstante, el móvil para la lucha no debe en modo alguno proceder del rencor o resentimiento personal.
4. El dinero es muy preciado; de cualquier modo, no te aferres a él.
5. La forma de las artes marciales es la postura; por lo tanto, mantén siempre tu postura correcta.
6. El progreso en las artes marciales comienza después de 1.000 días de estudio y alcanza su fin tras 10.000 días de estudio.
7. En las artes marciales, la meditación sobre las acciones pasadas nos conduce a la habilidad y destreza en las acciones del futuro.
8. El camino de las artes marciales es universal y no se debe ser egoísta en la entrega de uno mismo en el entrenamiento.
9. Las artes marciales comienzan en un punto armónico y terminan en un círculo armónico el cual contiene una línea de movimientos correctos y exactos.
10. El misterio del secreto está en ganar experiencia.
11. No se debe olvidar que, en el camino de las artes marciales, uno recolecta gran cantidad de cosecha solamente con dedicación y aplicación.





IV. OSU NO SEISHIN. EL ESPÍRITU DE LA PERSEVERANCIA

II.- DOJO KUN

I. ETIQUETA EN EL DOJO
II. DOJO KUN

DOJO KUN (Promesas de Kyokushin)
Estas promesas, que encierran en gran medida la filosofía de kyokushin, deberían de ser analizadas detenidamente por todos los cinturones avanzados, para comprender su significado. Fueron escritas por Sosai Oyama con la ayuda de Eiji Yoshikawa, autor de Musashi, el samurai más conocido de la historia de Japón, en el que Oyama tanto se inspiró en su retiro en la montaña.

1. Dedicaremos todo nuestro esfuerzo al desarrollo espiritual, intelectual y físico.
2. Nos mantendremos alerta en la búsqueda del verdadero camino del arte marcial, así como en las enseñanzas de nuestros maestros.
3. Buscaremos con gran vigor cultivar un espíritu de abnegación.
4. Observaremos las reglas de la cortesía, respeto a nuestros superiores y nos abstendremos de la violencia.
5. Nunca olvidaremos la verdadera virtud de la humildad.
6. Nuestros únicos deseos serán buscar la sabiduría y la fuerza físico-mental.
7. A través de la disciplina del karate kyokushin, buscaremos el completo y verdadero significado del camino.



III. EL ESPÍRITU DEL BUDO

IV. OSU NO SEISHIN. EL ESPÍRITU DE LA PERSEVERANCIA



I.- ETIQUETA EN EL DOJO

REGLAS DE COMPORTAMIENTO
En la escuela de kyokushin se sigue la tradición del budo. El dojo (lugar donde se realiza el entrenamiento) es un lugar especial, por lo que hay unas normas de protocolo o comportamiento que todo practicante debe de conocer y poner en práctica.
Tanto los principiantes como los cinturones negros deben de considerar estas reglas como una parte más del entrenamiento.

Valores tan necesarios como el respeto, la lealtad al maestro, la disciplina, la humildad y la cortesía, propios del Budo, son necesarios para el correcto funcionamiento del dojo. Por lo tanto, hay que ser sinceros en la práctica de estas reglas, de forma que se conviertan en algo habitual.
  • Cuando se entra o se sale del dojo, siempre de cara a él, se saluda y se dice osu, después hacia los otros estudiantes en la clase, se saluda y se dice de nuevo osu.
  • Cuando se llegue tarde a clase, hay que arrodillarse de cara al final de la clase, en seiza, y esperar con los ojos cerrados en mokuso. Cuando se de permiso, se permanece en seiza y se saluda diciendo shitsurei shimasu (perdón por llegar tarde). Entonces, ponerse de pie, girarse al frente del dojo y saludar de nuevo con un fuerte osu y, rápidamente, irse al final de la clase. Tener cuidado de no pasar por delante de los otros alumnos que están entrenando, especialmente los más antiguos.Los estudiantes que llegan tarde deberían intentar por todos los medios llegar a tiempo.
  • Los estudiantes deberán mantenerse limpios, al igual que sus equipos: do-gis (traje), protecciones, guantes, etc., sin olores, y animar al resto a que lo haga de igual forma. Solamente se permitirá llevar el do-gi blanco y limpio. El logotipo oficial de kyokushin se llevará en el lado izquierdo del uniforme. Los do-gis rasgados o rotos deberán ser arreglados con prontitud. El llevar los uniformes y equipos sucios, reflejan una actitud de desidia y falta de respeto hacia el resto de los estudiantes del dojo.
  • No mover ninguna parte del do-gi durante el entrenamiento sin pedir permiso para ello. Si se tiene necesidad de hacerlo, hacerlo rápido, volviéndose hacia el fondo de la sala.
  • El debido respeto será mantenido hacia los grados superiores, así como a los alumnos más antiguos. Todos los alumnos deberán levantarse y decir osu cuando sus grados superiores o cinturones negros entren en la sala.
  • Antes de saludar a un estudiante más antiguo o instructor, los estudiantes dirán osu y saludarán correctamente y harán lo mismo cuando se vayan. Este protocolo deberá mantenerse igualmente fuera del dojo, puesto que siempre se tiene que apreciar a un sempai. En caso de duda sobre el grado de un alumno, actuar como si fuera un alumno más antiguo.
  • Cuando llegue la ocasión de dar la mano, usar las dos manos, como prueba de confianza y humildad y decir osu. Esto igualmente se observará fuera del dojo y de forma especial para los alumnos más antiguos.
  • Llamar al instructor como sempai, sensei o shihan, como el caso lo requiera. No llamar a un instructor por su nombre en clase.
  • Escuchar con atención las instrucciones del maestro y proceder rápidamente a su mandato. Responder a todas las instrucciones con un fuerte osu. La respuesta lenta o indiferencia es una descortesía.
  • Durante la clase, los estudiantes mantendrán su atención en las técnicas, y no permitirán que su mente esté desconcentrada en sus entrenamientos. El máximo respeto y una apreciación sincera, se darán a los Instructores y a sus compañeros en todo momento. No practicar kyokushin sin la seriedad que ello conlleva.
  • Algunas veces, durante la clase, a los estudiantes se les permitirá sentarse y relajarse (en seiza) en posición formal o en anza (piernas cruzadas). Durante este periodo, no moverse, hablar o distraerse en la clase.
  • Los estudiantes no abandonarán la clase, a no ser que se les haya concedido permiso. Si ocurre una emergencia y se debe salir de forma inmediata, hacerlo de forma respetuosa, y posteriormente explicar la salida al instructor, tan pronto como sea posible.
  • Para prevenir posibles lesiones, los estudiantes no podrán llevar joyas, relojes u otros adornos durante la clase. Las gafas están permitidas, sin embargo durante el kumite se recomienda no llevarlas puestas, al igual que el uso de protecciones, guantes o coquillas.
  • Todos los estudiantes deberán ayudar en la limpieza del dojo después de la clase, considerando su lugar de entrenamiento como un lugar apreciado y especial.
  • Los estudiantes respetarán la camadería compartida en el dojo y procurarán no minar el verdadero camino de kyokushin con un comportamiento poco deportivo o malicioso, ni de igual forma trasladar sentimientos negativos en el combate libre, como consecuencia de un clima impropio, que puede conducir a lesiones.
  • Todos los miembros evitarán las murmuraciones o comentarios sobre otros alumnos, escuelas o estilos de artes marciales.
  • Los alumnos que deseen participar en competiciones de kyokushin deberán consultarlo con su instructor antes de rellenar la inscripción.
  • Los estudiantes que deseen visitar otras escuelas de kyokushin deberán pedir permiso primeramente a su instructor. Los alumnos que deseen entrenar en una escuela afiliada, deberán poseer el carnet internacional al igual que una carta de recomendación de su instructor. Una vez en la escuela, los estudiantes mostrarán el máximo respeto, cortesía y humildad a los miembros afiliados y a los instructores.
  • Todos los estudiantes se comportarán, dentro y fuera del dojo, de forma que no reflejen mala imagen a I.K.O. Y más importante todavía, no usarán las técnicas estudiadas en clase para que de forma intencionada puedan hacer daño a cualquier persona, excepto cuando sus vidas se encuentren en evidente peligro.
  • Los estudiantes se comportarán de forma gentil y equilibrada día a día, manteniéndose reservados, con buen juicio y un comportamiento ético en todas sus acciones. Nunca olvidarán el espíritu de kyokushin.

«Mantener la cabeza baja (modestia), ojos altos (ambicioso), reservado en el hablar (hablar correctamente) y buen corazón (tratar a los demás con respeto y cortesía). Tratar a todos con amabilidad. Los mayores son el punto de partida (servir a los padres)».

Lo más importante en el ánimo del karate kyokushin no recae en la victoria o en la derrota, sino en perfeccionar el carácter de todos sus participantes.

II. DOJO KUN

III. EL ESPÍRITU DEL BUDO

IV. OSU NO SEISHIN. EL ESPÍRITU DE LA PERSEVERANCIA

domingo, 1 de noviembre de 2009

César Pérez

“El pasado mes de noviembre, César Pérez, exalumno del Budo Karate Club, realizó su primer combate en boxeo amateur. Por invitación expresa, acudieron el shihan Fernando Pérez y el sempai Raúl Moya a animar a César en su nueva andadura. César, haciendo honor a sus orígenes, lució para la ocasión un pantalón con los símbolos de nuestra escuela y demostró en el ring su auténtico espíritu de Kyokushin, siendo sin duda el combate más emocionante de la velada. Le deseamos grandes éxitos en su nueva etapa. Osu!”